Editorial | La estrategia de la calle: Cuando la urnas no abren el camino al Gobierno, queda el golpismo

Published from Blogger Prime Android App

La manifestación convocada por el Partido Popular este domingo (08.06.2025) en Madrid, bajo un manto de crítica al gobierno y con lemas que evocan una supuesta "mafia" en el poder, no es un hecho aislado. Es, de hecho, una consecuencia directa de la incapacidad del PP para gobernar tras las elecciones generales del 23 de julio de 2023. Cuando el camino parlamentario se cierra, y la investidura es fallida, a veces se percibe que solo quedan las calles, la agitación y, en algunos discursos, una retórica que coquetea con límites peligrosos.

El 23J, el PP de Alberto Núñez Feijóo ganó las elecciones, sí, pero no obtuvo los apoyos suficientes para formar gobierno. La aritmética parlamentaria es tozuda: 137 escaños no son 176. Ni con la ultraderecha de Vox (33 escaños) ni con los apoyos residuales de otras formaciones, la derecha sumó.

Esta realidad, la de ser la fuerza más votada pero incapaz de articular una mayoría, dejó al PP en una situación inédita para muchos de sus líderes y votantes. La frustración es un motor potente en política, y de ella a veces surge la necesidad de buscar otras vías para influir.
Y aquí es donde entra la estrategia de la agitación y las calles. No poder gobernar por la vía democrática de la investidura lleva, en algunos sectores políticos, a la tentación de "gobernar desde la oposición" a través de la presión social y la movilización constante.

Los mensajes de esta manifestación, que insinúan una ilegitimidad en el actual gobierno y hablan de "democracia" frente a "mafia", son una muestra de cómo se busca minar la confianza en el sistema desde fuera de las instituciones, o al menos desde una posición muy crítica de las mismas.
Esta dinámica, de llevar el descontento a la calle de forma reiterada, puede interpretarse como una forma de buscar una investidura popular que las urnas no dieron. Es decir, si no se puede ganar en el parlamento, se intenta ganar en el sentir popular de la calle, buscando que el gobierno en minoría se vea asfixiado y obligado a ceder o, en el escenario ideal para el PP, a convocar nuevas elecciones.

La retórica de "golpismo" es un término que, aunque pueda parecer extremo, a menudo surge en discursos que sugieren que el gobierno actual es ilegítimo, que no representa la voluntad popular o que está fuera del marco democrático, sin que haya un respaldo fáctico para tales acusaciones.
El riesgo de esta estrategia radica en el desgaste institucional y la polarización extrema. Cuando la política se traslada de forma constante del debate parlamentario a la confrontación callejera, se puede erosionar la confianza en las propias instituciones democráticas. Se crea un ambiente donde el "ellos" y "nosotros" se acentúa, y donde la búsqueda de consensos se vuelve casi imposible.

En definitiva, la manifestación de este domingo en Madrid, más allá de sus consignas concretas, es un síntoma de una realidad política: la frustración de no poder gobernar después de ganar las elecciones. Y esa frustración, cuando se encauza hacia la movilización constante y la agitación, puede convertirse en una herramienta poderosa de presión, pero también en un factor de inestabilidad y división. ¿Es esta la senda que la política española debe transitar cuando las urnas no otorgan la mayoría deseada?

Comentarios