
En Rumanía, el candidato de extrema derecha es el favorito. El candidato populista George Simion, un fanático acérrimo de Donald Trump (y que cuenta con el respaldo del Kremlin) que sueña con convertirse en un presidente "MAGA" (Make America Great Again), obtuvo el 40.5% de los votos el domingo 4 de mayo, según resultados casi definitivos.
Los votantes fueron convocados a las urnas por cuarta vez en un año, ya que la primera vuelta de las elecciones presidenciales de noviembre de 2024 fue invalidada por el Tribunal Constitucional y excluyó al candidato de extrema derecha de sesenta años Călin Georgescu después de una campaña masiva en la red social 'TikTok' empañada por sospechas de interferencia rusa a favor del fascista. Luego fue reemplazado por George Simion. Los dos hombres aparecieron juntos el domingo en un colegio electoral de Mogosoaia, cerca de Bucarest.
Si el candidato principal gana el máximo cargo, prometió «llevar a Calin Georgescu al poder», citando tres opciones: un referéndum, elecciones parlamentarias anticipadas o la formación de una coalición en el Parlamento que lo nombraría primer ministro.
«Juntos, hoy hemos escrito una página de la historia», declaró George Simion en un mensaje de video transmitido el domingo desde la sede de su partido, ante una multitud de simpatizantes entusiasmados que coreaban «¡Fuera los ladrones, vivan los patriotas!». El candidato de extrema derecha se enfrentará en la segunda vuelta el 18 de mayo al alcalde centrista de Bucarest, Nicusor Dan, quien obtuvo el 20.9% de los votos. En tercer lugar, el candidato único de los partidos gobernantes, Crin Antonescu, obtuvo el 20.3% de los votos.
George Simion tiene menos votos en el papel que su rival, dijo a la 'Agence France-Presse' el profesor de ciencias políticas Sergiu Miscoiu, pronosticando una carrera reñida. Otros expertos, también citados por 'AFP', destacan fracturas en el bando opositor.
El único candidato que se negó a participar en el debate presidencial en la televisión pública, el líder de extrema derecha se presenta como una figura del cambio. En un país donde la Iglesia Ortodoxa ejerce una profunda influencia, el euroescéptico defiende valores ultraconservadores. Opuesto al matrimonio entre personas del mismo sexo y ambiguo en cuanto al derecho al aborto, evita sin embargo ofender el sentimiento proeuropeo mayoritario apoyándose en una soberanía ofensiva.
Cabe destacar el papel de los medios rusos: 'RT' y 'Sputnik' lo calificaron como "candidato crítico con la UE", "nacionalista" o "antisistema", pero en ningún momento apuntaron en sus reportes que es un fascista de ultraderecha.
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