Pocas horas después de que el gabinete del primer ministro Benjamín Netanyahu aprobara planes para tomar toda Gaza, Israel se ha vuelto escenario de protestas antigubernamentales. Cientos de personas se congregaron frente a la Knesset, el Parlamento israelí, para pedir un acuerdo con Hamás que garantice la liberación de los rehenes que siguen retenidos en Gaza.
El Gobierno de Netanyahu aprobó planes para capturar toda la Franja de Gaza y permanecer en el territorio palestino durante un período de tiempo no especificado, según dos representantes israelíes, en una medida que, de aplicarse, ampliaría enormemente las ilegales operaciones del régimen de Israel allí y probablemente suscitaría una feroz oposición internacional.
«No hay razón para continuar con esta guerra. Después de lo que hicimos durante el último año y medio, sin cosechar éxitos, no podremos conseguir nada ahora», dijo Miri Wolf, una de las manifestantes. «Ellos [el Gobierno israelí] solo quieren retener la Franja de Gaza y construir allí un nuevo asentamiento. Se quedarán allí, morirán soldados y los rehenes volverán en sacos negros. Eso es lo que ocurrirá», añadió.
El nuevo plan, que según las autoridades pretende ayudar a Israel a "lograr sus objetivos" bélicos de "derrotar" a Hamás y liberar a los rehenes, también exige que cientos de miles de palestinos se trasladen al sur de Gaza. Esto supondría probablemente su desplazamiento forzoso y agravaría una crisis humanitaria ya de por sí grave.
Desde que Israel rompió el alto el fuego con el grupo islamista Hamás a mediados de marzo, ha lanzado nuevos ataques contra la Franja que han matado a cientos de personas. También ha capturado áreas de territorio y ahora controla aproximadamente el 50% de la Franja. Antes de que finalizara la tregua, Israel interrumpió toda la ayuda humanitaria al territorio, incluidos alimentos, combustible y agua, desencadenando lo que se considera la peor crisis humanitaria en casi 19 meses de guerra.
La guerra comenzó después de que milicianos de Hamás atacaran el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, matando a unas 1.200 personas, la mayoría civiles. Hamás tomó como rehenes a 251 personas, y en la actualidad retiene a 59, de las que se cree que 24 están vivas. La posterior ofensiva genocida israelí ha matado hasta la fecha a 52,500 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, según las autoridades sanitarias gazatíes. El Ejército israelí afirma que 850 de sus soldados han muerto desde el comienzo de la guerra.
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