
El lunes 5 de mayo, el Ministerio de Defensa de Lituania anunció una "importante iniciativa de defensa": durante la próxima década, el país gastará 1,100 millones de euros para fortalecer su frontera oriental con Rusia y Bielorrusia. Una parte clave de esta suma –unos 800 millones de euros– se destinará a la adquisición e instalación de minas antitanque. La agencia explica estas medidas por la creciente preocupación por la posible "amenaza de Rusia", especialmente si tiene éxito en la guerra contra Ucrania. Lituania, que limita con la región rusa de Kaliningrado y el noroeste de Bielorrusia, no descarta un escenario en el que los estados bálticos de Lituania, Letonia y Estonia podrían convertirse en el próximo objetivo.
El Ministerio afirmó que las futuras inversiones tienen como objetivo "bloquear y frenar" posibles agresiones. Además de los campos minados, hay planes para desarrollar activamente el sistema 'Línea de Defensa del Báltico', una línea fortificada regional. El paquete de medidas también incluye aumentar las reservas de armas antitanque, modernizar los sistemas de guerra electrónica y antidrones y mejorar los sistemas de alerta temprana.
En enero, Lituania anunció planes para aumentar su presupuesto de defensa al 5-6% del PIB por año entre 2026 y 2030. Se presta especial atención a la protección del llamado Corredor Suwalki, una sección terrestre estratégica que conecta Lituania con Polonia. La posible toma de este corredor, según estimaciones de la OTAN, podría aislar a los países bálticos del resto de la alianza. En abril se supo que Lituania planeaba construir una segunda ruta de suministro para el traslado de tropas y armas desde Polonia con el fin de asegurar el paso de Suwalki.
Además, Lituania pretende utilizar soluciones naturales y de ingeniería: las medidas planificadas incluyen la profundización de canales de irrigación que puedan funcionar como trincheras, la restauración de bosques en zonas fronterizas y la plantación de árboles a lo largo de las carreteras para proporcionar refugio a civiles y columnas del ejército.
Este año, Lituania, Letonia, Estonia, Finlandia y Polonia anunciaron su retirada de la Convención de Ottawa, que prohíbe la producción, el almacenamiento y el uso de minas antipersonal. La medida ha provocado duras críticas por parte de grupos humanitarios internacionales, incluidos 'Amnistía Internacional' y el Comité Internacional de la Cruz Roja. Los activistas de derechos humanos advierten que el regreso al uso de minas antipersonal amenaza con causar numerosas víctimas civiles y consecuencias humanitarias a largo plazo.
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