
Las tensiones entre EE.UU. y Brasil no hacen más que crecer y el espacio al diálogo entre sus presidentes, se reduce con cada acción y cada declaración. En esta oportunidad, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva respondió a un nuevo ataque de su homólogo estadounidense Donald Trump, y le recordó que su país participó en un golpe de Estado en la nación suramericana.
«No olvidaré que también dieron un golpe de Estado aquí. Ayudaron a dar un golpe», declaró Lula durante el 17.º encuentro nacional del Partido de los Trabajadores en Brasilia, sin especificar el hecho al que se refería.
Posteriormente, afirmó que, de ahora en adelante, EE.UU. deberá comprender que Brasil tiene «el tamaño, la postura y los intereses económicos y políticos» para negociar como iguales, asegurando que «intentar usar un asunto político para gravarnos económicamente es inaceptable».
Esto último en referencia a los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump como represalia por su descontento con el juicio del exmandatario Jair Bolsonaro. «Queremos ser respetados por nuestro tamaño. Tenemos intereses económicos y estratégicos, queremos crecer y no somos una república pequeña», concluyó.
Brasil no se subordina al dólar
Lula afirmó que la nación no debe renunciar a buscar una alternativa al dólar como moneda para el comercio internacional, en medio de la tensión generada por el 'tarifazo' del 50% que EE.UU. impuso a productos brasileños.«No voy a renunciar a la idea de que necesitamos construir una moneda alternativa para poder comerciar con otros países. No necesito quedarme subordinado al dólar», declaró Lula, citado por la prensa local.
Aunque Washington no mencionó la sustitución del dólar en el comercio global como motivo oficial para sancionar al gigante sudamericano, analistas consultados por medios brasileños señalan que esta propuesta, en discusión dentro del BRICS, está detrás de la decisión de Donald Trump.
Durante la Cumbre del BRICS, celebrada en Río de Janeiro a principios de julio, Trump criticó al grupo y prometió represalias contra los países que dejen de usar el dólar en el comercio internacional.
El presidente añadió que el Gobierno sigue abierto a negociaciones con EE.UU., pero consideró que la postura de Brasil en defensa de la soberanía «asusta a la gente que cree que gobierna el mundo».
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