
En medio de su fracasada lucha contra el narcotráfico, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tomado una decisión que luce movida por intereses ideológicos que políticos. Según reporta 'The New York Times', el magnate estadounidense quiere usar al ejército de EEUU para combatir militarmente a los grupos criminales que el gobierno calificó como terroristas.
El medio complementa el anuncio, indicando que es «el paso más agresivo dado hasta ahora en la intensificada campaña del gobierno contra los cárteles», dado que no ha podido detener el flujo de fentanilo y otras drogas a su país, que es el mayor consumidor del mundo.
La orden proporciona una base oficial para la posibilidad de operaciones militares directas en el mar y en suelo extranjero contra los cárteles.
Este hecho, sin precedentes, estaría autorizando al ejército de Estados Unidos a combatir y posiblemente matar civiles fuera de un conflicto armado autorizado por el Congreso, lo que podría traer implicaciones legales dentro del propio país, sin contar con todas las violaciones al derecho internacional que ello acarrea.
Sin embargo, esto no parece ser un problema para el gobierno de Trump, que ya desplegó a la Guardia Nacional y al ejército para reprimir a su propio pueblo durante las manifestaciones contra las redadas masivas para capturar migrantes. Entonces, Trump se saltó varias legislaciones internas sin que ello revistiera mayor problema para el magnate.
Los perseguidos de Trump
Trump se ha centrado especialmente en las organizaciones que ha calificado como terroristas recientemente. En febrero, el Departamento de Estado designó a la extinta banda Tren de Aragua, a la Mara Salvatrucha, el cartel de Sinaloa y a varias otras organizaciones, como organizaciones terroristas extranjeras, y afirmó que constituían «una amenaza para la seguridad nacional más allá de la que plantea la delincuencia organizada tradicional».Hace dos semanas, el gobierno de Trump incluyó al Cartel de los Soles venezolano en una lista de grupos terroristas globales especialmente designados, y afirmó que el cartel está dirigido por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y otros altos cargos de su gobierno.
Todas estas designaciones se realizaron sin presentar ninguna prueba sobre cómo estas organizaciones, existentes o no, constituyen una amenaza para la seguridad de EE.UU. Tampoco se hizo mención alguna a organizaciones existentes dentro del país norteamericano, que son los que en realidad controlan el negocio de las drogas.
El jueves, los Departamentos de Justicia y de Estado anunciaron que el gobierno de Estados Unidos duplicaba la recompensa —hasta 50 millones de dólares— por información que condujera a la detención de Maduro, acusado sin pruebas de dirigir el presunto Cartel de los Soles. Ello supone una grave amenaza contra la soberanía de Venezuela y contra la voluntad de su pueblo.
Anna Kelly, portavoz de la Casa Blanca, dijo en un correo electrónico que «la principal prioridad del presidente Trump es proteger la patria, y por eso dio el audaz paso de designar a varios cárteles y bandas como organizaciones terroristas extranjeras». Ninguna de ellas es estadounidense, que son los verdaderos movilizadores del negocio de la droga en el mundo.
Reacción mexicana
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, fue cuestionada sobre esta medida de Trump durante su habitual conferencia de prensa, pero minimizó el impacto de la militarización del combate al narcotráfico en el país vecino.«No tiene que ver con el territorio mexicano, tiene que ver con su país, [sería] al interior de Estados Unidos», afirmó en la rueda de prensa del viernes, descartando la posibilidad de que ingresen tropas de ese país en México.
A pesar de la postura moderada de Sheinbaum, la instrucción al ejército estadounidense es clara: «realizar operaciones militares directas en el mar y en suelo extranjero contra los cárteles».
El gobierno de Venezuela no se ha pronunciado al respecto, aunque el presidente Maduro reiteró este viernes que el suelo venezolano no será pisado por ninguna fuerza extranjera de nuevo. «Venezuela quiere paz», dijo el mandatario Nicolás Maduro.
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