Europa se rearma y se encamina a un futuro incierto. Estados Unidos apoya el rearme (de hecho es su impulsor) y las élites europeas obedecen sin rechistar.
Los tambores de guerra resuenan en todo el continente mientras gobiernos de todos los colores alistan los cañones y los tanques. El eco de los conflictos pasados se mezcla con la incertidumbre del presente, creando un clima de tensión que se extiende por cada rincón de Europa. Las decisiones tomadas en los despachos de Bruselas y Washington resuenan en las calles de las capitales europeas, donde la preocupación por el futuro se hace cada vez más palpable.
Sin embargo, las voces a favor de la paz y de la diplomacia como herramienta para la resolución de conflictos también están dando batalla. En medio del clamor bélico, emergen figuras y movimientos que abogan por el diálogo y la negociación como alternativas a la confrontación. La sociedad civil se moviliza, exigiendo a sus líderes que prioricen la vida y el bienestar de las personas sobre los intereses geopolíticos.
En España, el Partido Socialista Obrero Español, aquella fuerza política que antaño fue el partido del '¡No a la guerra!' apuesta ahora por seguir al pie de la letra las órdenes de Washington y Bruselas e incrementar sustancialmente el gasto militar. Este giro en la política del PSOE ha generado un profundo debate en la sociedad española, recordando los tiempos en que el partido lideraba las manifestaciones contra la guerra de Irak. La decisión de aumentar el gasto militar plantea interrogantes sobre las prioridades del gobierno y su compromiso con la paz.
Una decisión que deja en evidencia cómo los gobiernos occidentales se muestran sumisos frente a los poderes oligárquicos que prefieren las bombas y los misiles antes que las mesas de negociación. La influencia de la industria armamentística y los intereses económicos ligados a la guerra se hacen sentir en las decisiones políticas, relegando a un segundo plano las necesidades sociales y el clamor por la paz. La ciudadanía observa con desconfianza cómo sus representantes ceden ante la presión de los lobbies y se alejan de los principios que alguna vez defendieron.
En este panorama oscuro, Podemos se ha plantado como la fuerza política que se moviliza y posiciona para decir algo y claro que el gasto militar ni hace a Europa más segura ni beneficia a las mayorías sociales; por el contrario, las perjudica. La formación morada se erige como la principal voz crítica contra el rearme, denunciando el despilfarro de recursos y el riesgo de una escalada militar. Su discurso resuena en aquellos sectores de la sociedad que se resisten a aceptar la lógica de la guerra y que exigen un cambio de rumbo en la política europea.
Ione Belarra lo está dejando claro: a la guerra irán los hijos de todo el mundo menos de quienes las ordenan. La líder de Podemos denuncia la injusticia de un sistema que envía a los jóvenes a morir en conflictos provocados por intereses ajenos a sus vidas. Su mensaje interpela a la conciencia de una sociedad que se niega a ser cómplice de la barbarie y que exige un futuro de paz y justicia.
La verdadera seguridad de Europa es aquella en la que sus ciudadanos tienen vivienda garantizada, a precio asequible y sin riesgos de ser expulsados por una inmobiliaria multinacional que les compra su edificio a precio de ganga. Sanidad, educación, transporte... Que quienes llegan desde otros rincones del mundo sean recibidos y puedan rehacer sus vidas sin miedo a ser asesinados por fascistas igual de pobres que ellos.
Por la vida, por un futuro digno, por la clase trabajadora, por nuestros hijos, contra las oligarquías: ¡NO A LA GUERRA!
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