China y Estados Unidos buscan una salida a la crisis desatada por la guerra comercial

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El secretario del Tesoro de Estados Unidos y el vice primer ministro chino: Washington y Pekín enviaron pesos pesados a Ginebra el sábado 10 y el domingo 11 de mayo para intentar calmar los ánimos en la guerra comercial iniciada por Donald Trump.

Las conversaciones, al más alto nivel desde que estalló el conflicto arancelario después del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, están programadas en la ciudad suiza a orillas del lago de Ginebra y reunirán al secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, al representante comercial estadounidense, Jamieson Greer, y al viceprimer ministro chino, He Lifeng. El lugar de la reunión está rodeado de secreto.

El viernes, Donald Trump hizo un gesto al sugerir que podría reducir al 80% los aranceles punitivos que él mismo impuso a los productos chinos.
«El presidente quiere resolver el problema con China. Como ha dicho, quiere calmar la situación», declaró el secretario de Comercio, Howard Lutnick, en 'Fox News' el viernes por la noche.

El gesto sigue siendo simbólico, porque a este nivel los aranceles aduaneros seguirían siendo insoportables para la mayoría de las exportaciones chinas a Estados Unidos.
Desde que regresó a la Casa Blanca en enero, Donald Trump ha utilizado los aranceles como herramienta política. Impuso un recargo del 145% a las mercancías procedentes de China, además de los derechos de aduana preexistentes.

Pekín, que había prometido luchar hasta el final contra los aranceles de Donald Trump, ha respondido con aranceles del 125% sobre los productos estadounidenses.
El resultado: el comercio bilateral se ha paralizado prácticamente y los mercados han sufrido violentas perturbaciones.

Los debates previstos en Ginebra constituyen por tanto «un paso positivo y constructivo hacia la desescalada», afirmó la directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala, en vísperas de los debates.

Para el ministro de Economía del país anfitrión, Guy Parmelin, ya es "un éxito" que las dos partes dialoguen.
El viceprimer ministro chino parece llegar a la mesa con una carta de triunfo. Pekín anunció el viernes un aumento del 8.1% en sus exportaciones en abril, una cifra cuatro veces superior a las previsiones de los analistas, pero las exportaciones a Estados Unidos cayeron casi un 18%.

Según los chinos, también fueron los estadounidenses quienes pidieron estas conversaciones.
Donald Trump «no reducirá unilateralmente los aranceles a China. También debemos ver concesiones por parte de ellos», advirtió su portavoz, Karoline Leavitt.

«Creo que este es el resultado que el presidente espera: un mundo desescalado donde podamos reanudar el comercio y trabajar juntos para alcanzar un gran acuerdo», declaró el jueves el secretario de Comercio, Howard Lutnick, a la 'CNBC'.
«Un posible resultado de las conversaciones en Suiza sería un acuerdo para suspender la mayoría, si no todos, los aranceles impuestos este año, mientras duren las negociaciones bilaterales», dijo a la 'AFP' Bonnie Glaser, quien dirige el programa Indo-Pacífico en el 'German Marshall Fund', un grupo de expertos con sede en Washington.

Lizzi Lee, especialista en economía china del 'Asia Society Policy Institute', con sede en Estados Unidos, espera un posible "gesto simbólico y temporal" que podría «aliviar las tensiones, pero no resolver los desacuerdos fundamentales».

En un nivel "práctico", también es un problema, según Bill Reinsch, experto del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

Donald Trump quiere reunirse con su homólogo Xi Jinping, «llegar a un acuerdo con él y luego que sus subordinados resuelvan los detalles», declaró a la 'AFP', mientras que los chinos «quieren que todos los temas se resuelvan antes de una reunión» entre los dos presidentes.

Xu Bin, profesor de la Escuela Internacional de Negocios China-Europa (CEIBS) en Shanghái, no espera que los aranceles vuelvan a un "nivel razonable": «Incluso si bajan, probablemente será a la mitad, y, de nuevo, ese nivel será demasiado alto para el comercio normal».

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