
Médicos Sin Fronteras (MSF) alerta sobre la violencia sexual en la República Democrática del Congo, especialmente en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, donde se vive un violento conflicto entre el grupo armado 'AFC/M23', apoyado por la vecina Ruanda, y el ejército congoleño y sus aliados. La situación es especialmente preocupante en estas dos regiones del este del país, donde se ha registrado un alarmante aumento de la violencia de género desde principios de 2025, según un informe publicado esta semana por la ONG.
MSF también afirma haber observado una situación que se ha deteriorado constantemente en los últimos tres años, destacando en particular los 40,000 casos que atendió en 2024 solo en Kivu del Norte, una cifra sin precedentes, especifica la organización. Para 2025, la ONG afirma haber registrado ya 7,400 víctimas en Goma, 2,400 en Saké y 700 en Kivu del Sur. La gran mayoría de estas agresiones sexuales son cometidas por portadores de armas y afectan principalmente a mujeres, pero cada vez más también a niños: casi el 13% de las víctimas son menores, señala la organización.
Estos datos coinciden con los de la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que en abril reportó un aumento de más del 152% en la violencia sexual en el este de la República Democrática del Congo entre enero y febrero. Si bien las cifras son casi similares para marzo, la ONU también advierte que su capacidad de monitoreo en las zonas bajo control de la 'AFC/M23' se ve gravemente afectada por la inseguridad y las restricciones de acceso.
Aunque MSF se hace eco de esto, subrayando que sus estadísticas están "subestimadas en comparación con la realidad", dado que el acceso a la atención médica sigue siendo complejo en el este del país, la organización pide una mayor movilización para ayudar a las víctimas. ¿La causa? La disminución de la financiación tras los recortes realizados a principios de este año por la administración Trump a los presupuestos de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
«Esta violencia contra la salud física y mental es aún más devastadora por sus consecuencias, especialmente en este año en particular: si bien los recortes presupuestarios han hecho cada vez más difícil la prestación de atención médica, conduce al rechazo familiar y social, al divorcio, a la estigmatización, a pensamientos suicidas y a una inmensa dificultad para las víctimas de seguir viviendo en los lugares donde fueron atacadas», explica Emmanuel Lampaert, representante de MSF en la República Democrática del Congo.
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