
El dato incómodo de la esperanza de vida (últimos años disponibles):
• EE.UU.: 78.4 (2023).
• España: 83.8 (2023).
• Italia: 83.4 (2024).
• Países Bajos: 80.5 (hombres) / 83.3 (mujeres) (2024), ~82 en conjunto.
• Tailandia: 76.4 (2023).
• México: 75.0 (2023).
Sí, el país que se autoproclama faro de Occidente vive menos que España e Italia por márgenes sonrojantes, y está mucho más cerca de Marruecos y Tailandia, países que consideramos del tercer mundo, de lo que le gustaría admitir. Incluso México —tras el bache pandémico— vuelve a acortar distancias.
Mientras España e Italia se mueven cómodamente en los 83+ años, EE. UU. encalla en los 78.4. No es un error tipográfico ni una conspiración mediterránea: es el dato oficial de los CDC. Y no es que Países Bajos sea una excentricidad: ronda los 82 combinados, con 80.5 para hombres y 83.3 para mujeres. La foto es tozuda: Occidente no es monolítico y EE. UU. ya no es su vanguardia sanitaria, por mucho que se publiciten sus hospitales, siempre privados.
Y es que hasta México le está alcanzando. La esperanza de vida mexicana remonta a más de 75 años en 2023, según INEGI. No es una carrera uno a uno, pero el mensaje es claro: mientras Europa occidental consolida mejoras, EE. UU. pierde terreno relativo.
En el vecindario norteamericano, el "hermano menor" vuelve a respirar en la nuca, por no decir de su vecino del norte, Canadá, con datos prácticamente iguales a los holandeses.
La narrativa también se vota con los pies. Entre los receptores, España figura entre los más escogidos por los estadounidenses que crecen como colectivo residente año tras año: 50,623 empadronados a 1/1/2024, según cifras difundidas a partir del INE, con una previsión de haber superado los 70,000 en 2025.
Curiosamente están viviendo ya entre nosotros personajes significativos y recientemente, muchos que decidieron irse asustados por Trump.
La prensa financiera, 'The New York Times', y ahora docenas de cuentas de 'YouTube', llevan dos años describiendo la ola de estadounidenses que eligen Portugal y España por calidad de vida y por su sanidad (y, sí, precisamente son ellos los que vienen para poder disfrutarla).
El "líder del primer mundo" presume de músculo económico, pero sus ciudadanos viven menos y peor que en gran parte de Europa occidental. Y muchos lo saben: hacen las maletas y se instalan en ese mismo Viejo Continente buscando lo que las estadísticas ya gritan —más años y mejor vida—.
Aquí viene lo irónico: esos estadounidenses que aterrizan con visados digitales o no lucrativos son, en realidad, inmigrantes.
Sí, inmigrantes que vienen por nuestra sanidad pública, por nuestra educación y porque nuestro modelo social les sienta mejor que el suyo. Ni más ni menos inmigrantes que quienes llegan en condiciones mucho más duras, aunque ellos consuman más recursos y tengan un pasaporte que les pone alfombra roja. El documento cambia la recepción, no la definición.
Y con los últimos datos oficiales publicados, China (78.6 años en 2023), ya supera ligeramente a EE. UU (78.4 años en 2023).
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