
Astrónomos del Observatorio Europeo Austral (ESO) descubrieron un planeta errante que rompe todos los récords conocidos de crecimiento cósmico. 'Cha 1107-7626', ubicado a 620 años luz de la Tierra, absorbe materia a una velocidad de 6,000 millones de toneladas por segundo.
Este fenómeno, observado con el 'Very Large Telescope' y confirmado por el telescopio espacial 'James Webb', podría redefinir lo que sabemos sobre la formación de planetas y estrellas. El hallazgo fue publicado en 'The Astrophysical Journal Letters' y difundido por 'WIRED'.
Los planetas errantes son cuerpos masivos que no orbitan una estrella madre. Su origen aún es debatido: podrían ser planetas expulsados de sistemas estelares o protoestrellas que nunca alcanzaron la masa suficiente para iniciar la fusión nuclear.
'Cha 1107-7626' destaca por:
• Tener entre 5 y 10 veces la masa de Júpiter.
• Absorber gas y polvo mediante un disco de acreción.
• Aumentar su masa ocho veces más rápido que lo previsto.
• Generar campos magnéticos intensos, algo inusual en objetos de baja masa.
Este comportamiento lo acerca más a las protoestrellas que a los planetas convencionales, lo que sugiere que algunos planetas errantes podrían compartir procesos de formación estelar.
El equipo liderado por Víctor Almendros-Abad utilizó el espectrógrafo X-shooter del VLT para detectar cambios en el flujo de línea, que indicaban una fase de acreción acelerada entre junio y agosto de 2025. Posteriormente, el telescopio 'James Webb' confirmó la presencia del disco de acreción.
Simulaciones por computadora también revelaron que objetos interestelares como asteroides o cometas pueden convertirse en semillas de planetas, lo que amplía el espectro de posibilidades sobre cómo se forman estos cuerpos errantes.
Un estudio independiente publicado en 'Nature' en 2011 ya sugería que los planetas errantes podrían ser tan comunes —o incluso más— que los planetas ligados a estrellas. Si eso es cierto, la Vía Láctea podría estar repleta de cuerpos como 'Cha 1107-7626', invisibles a simple vista pero activos en su crecimiento y evolución.
Este descubrimiento no solo desafía los modelos actuales de formación planetaria, sino que abre nuevas preguntas sobre la diversidad de objetos que habitan el universo y los mecanismos que los moldean.
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