En el contexto de la crisis política surgida tras las elecciones del 28 de julio de 2024, el líder del PSUV ha jurado como presidente de la República Bolivariana de Venezuela con el respaldo de buena parte de la institucionalidad venezolana, evidenciando la imbricación del movimiento bolivariano-chavista y las instituciones públicas. Habiendo sido declarado vencedor de las presidenciales por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y ratificado como tal por el Tribunal Supremo del país, el oficialismo preparó la asunción presidencial de Nicolás Maduro en un marco de reconocimiento parcial a escala internacional.
El Palacio Legislativo de la Asamblea Nacional ha acogido una ceremonia de poco más de 20 minutos donde Maduro ha jurado su cargo «por la memoria eterna de Hugo Chávez», asegurando que este mandato presidencial será el de «la paz, la prosperidad, la igualdad y la nueva democracia». En su breve alocución, Maduro apeló a la historia de Venezuela y juró el cargo por "Guaicaelpuro, Bolivar y Sucre", entre otros.
Entre los asistentes internacionales se encontraban el presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel; el presidente de la Duma Estatal rusa, Viacheslav Volodin; el expresidente hondureño y asesor especial y marido de la actual presidenta, Manuel Zelaya. Además, según comunicados oficiales, estuvieron presentes delegaciones de Malí, Burkina Faso, Uganda, Argelia, Serbia, Bielorrusia, Antigua y Barbuda, Granada y la República del Congo.
Países progresistas de la región como México, Brasil y Colombia rebajaron su representación al evento movilizando solo a sus embajadores en Caracas. Se espera que Maduro se dirija en las próximas horas a las bases chavistas, movilizadas desde hace días en los alrededores del Palacio Legislativo y el Palacio Presidencial, en el céntrico Municipio Libertador de la ciudad de Caracas.
La oposición, por su parte, guarda silencio, y se espera que a lo largo del día anuncie movilizaciones en todo el país. Es toda una incógnita si Edmundo González Urrutia, candidato opositor en las elecciones presidenciales de julio, estará presente, pues sobre él pesa una orden de arresto. Se desconoce también si María Corina Machado, que el 9 de enero reapareció en una marcha en Chacao, volverá a hacer acto de presencia tras varias semanas en paradero desconocido.
Hoy la situación en Venezuela es de calma tensa, y se espera que tanto chavismo como oposición muestren músculo en las calles. La gran incógnita es hasta qué punto escalará el conflicto. Hasta el 10 de enero, la fecha clave en la que estaba prevista las dos asunciones paralelas, apoyaban a González países como Argentina, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Perú, Paraguay, Uruguay, Estados Unidos, Francia o Italia. A su vez, la legitimidad de Nicolás Maduro era apoyada por actores regionales –Bolivia, Cuba, Honduras y Nicaragua– e internacionales, fundamentalmente China, Rusia e Irán.
El país afronta la celebración de unas elecciones a fines de 2025 en las que Nicolás Maduro y el oficialismo chavista buscará la consolidación de un nuevo esquema político en el que la oposición juegue un papel marginal. La respuesta de Machado, González y otras figuras antichavistas podrá desarrollarse durante días o semanas.
• Fuentes: Descifrando la Guerra.
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