
La detención de la Flotilla Sumud por parte de las fuerzas sionistas israelíes ha desatado una ola de protestas en Europa y América Latina, donde cientos de miles de personas se han movilizado para exigir la liberación de los activistas humanitarios y denunciar el bloqueo a la Franja de Gaza.
En ciudades como Madrid, Barcelona, Roma, Milán, Berlín y Bruselas, la indignación ciudadana se ha hecho sentir con fuerza. En España, miles marcharon por las calles de Madrid y Barcelona, donde se realizaron concentraciones frente al consulado israelí. El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, expresó: «Desde Barcelona, ciudad de paz, exigimos que se respete la legalidad internacional y se proteja la vida de los activistas que llevan a cabo una misión humanitaria en Gaza».
En Italia, sindicatos y organizaciones sociales convocaron una huelga nacional para este viernes 3 de octubre, en rechazo al ataque contra embarcaciones civiles. Las protestas se extendieron por Roma, Turín y Nápoles, donde se entonó la emblemática canción 'Bella Ciao' como símbolo de resistencia.
En Berlín, cientos se congregaron en la Estación Central para expresar su solidaridad con la Flotilla Sumud, mientras en Bruselas, manifestantes exigieron al gobierno belga un pronunciamiento firme frente al Ministerio de Asuntos Exteriores.
América Latina se suma al clamor internacional
En México, Argentina, Colombia y otros países de la región, la ciudadanía se movilizó en defensa de la Flotilla Sumud y en repudio al bloqueo israelí. En Ciudad de México, manifestantes se reunieron frente a la embajada de Estados Unidos, denunciando su complicidad con el asedio a Gaza y exigiendo la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel.En Bogotá, una multitud se concentró frente a la sede de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), señalando sus vínculos con intereses israelíes y condenando el ataque a la misión humanitaria.
Gobiernos latinoamericanos toman medidas diplomáticas
El presidente colombiano Gustavo Petro anunció la expulsión de toda la delegación diplomática israelí y la denuncia inmediata del Tratado de Libre Comercio con ese país, calificando la retención de la flotilla como un "crimen internacional".
Otros gobiernos también se pronunciaron con firmeza. El presidente boliviano Luis Arce condenó la "violencia inaceptable" de Israel, mientras el mandatario chileno Gabriel Boric respaldó la misión humanitaria. Venezuela, por su parte, calificó el acto como "piratería en aguas internacionales".
Uruguay y México instaron a garantizar la seguridad de los tripulantes, especialmente de sus connacionales a bordo, y reiteraron su compromiso con el respeto al derecho internacional humanitario.
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