El presidente de Madagascar denuncia un intento de golpe de Estado

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La crisis en Madagascar alcanza su punto más tenso y se presenta como la amenaza más seria contra el presidente Andry Rajoelina desde su llegada al poder.

Este domingo 12 de octubre, el mandatario denunció que "un intento ilegal de toma del poder por la fuerza" estaba en marcha, un día después de que un contingente de soldados se uniera a miles de manifestantes antigubernamentales en la capital, Antananarivo. Rajoelina no ofreció detalles sobre el presunto intento de golpe de Estado, pero hizo un llamado al diálogo y a la unidad nacional.
«La Presidencia de la República desea informar a la nación y a la comunidad internacional que actualmente está en curso un intento ilegal y violento de toma del poder, contrario a la Constitución y a los principios democráticos [...] El diálogo es el único camino posible y la única salida a la crisis que atraviesa el país», declaró el presidente en un comunicado oficial, apelando a la unidad.

Por su parte, los oficiales del contingente militar que se unieron el sábado a las protestas afirmaron el domingo haber asumido el control de las Fuerzas Armadas e instaron a los uniformados a "rechazar" otras órdenes.
«De ahora en adelante, todas las órdenes del ejército malgache, ya sean terrestres, aéreas o marítimas, procederán del cuartel general del Capsat [Cuerpo del personal y servicios administrativos y técnicos]», anunciaron los oficiales en un video difundido en redes sociales. El Capsat es precisamente el nombre del destacamento que se ha rebelado.
Esta misma base, situada en las afueras de Antananarivo, protagonizó en 2009 un motín durante el levantamiento popular contra el entonces presidente Marc Ravalomanana. Fue desde allí que se impulsó la llegada al poder de Rajoelina, quien ahora enfrenta a los mismos militares que lo apoyaron hace 15 años.

Llamados al diálogo en medio de una movilización que se fortalece

La manifestación del sábado fue una de las más multitudinarias desde el inicio de las protestas, el pasado 25 de septiembre. Estas movilizaciones, impulsadas por el movimiento juvenil GenZ, comenzaron como un reclamo contra los cortes crónicos de agua y electricidad, pero rápidamente se transformaron en una denuncia generalizada contra la clase política, encabezada por el presidente Rajoelina, cuya dimisión exigen ahora los manifestantes.

Los soldados que se unieron a las protestas exhortaron a las fuerzas de seguridad a "negarse a disparar contra la población" y denunciaron la represión policial de los últimos días. El sábado, tras enfrentarse a la gendarmería frente a un cuartel, ingresaron en la ciudad a bordo de vehículos militares y se unieron a la multitud concentrada en la emblemática plaza del 13 de Mayo, frente al ayuntamiento de Antananarivo, donde fueron recibidos entre aplausos, vítores y llamados a la dimisión del presidente.
En la mañana de este domingo, los oficiales de la gendarmería —acusados de abusos contra los manifestantes— publicaron un video reconociendo «errores y excesos durante nuestras intervenciones» y llamando a la "fraternidad" entre el Ejército y la gendarmería.

«Estamos aquí para proteger, no para aterrorizar», afirmaron, agregando que «de ahora en adelante, todas las órdenes procederán únicamente del cuartel general de la gendarmería».
En la noche del sábado 11 de octubre, el nuevo primer ministro, el general Ruphin Zafisambo —nombrado tras la destitución del anterior jefe de gobierno bajo presión de los manifestantes—, aseguró que el Ejecutivo "se mantiene firme" y está «dispuesto a dialogar con todas las fuerzas: los jóvenes, los sindicatos y el Ejército».
Ante los rumores difundidos en redes sociales y algunos medios de comunicación locales sobre una supuesta huida del presidente, la Presidencia publicó un comunicado afirmando que Andry Rajoelina "permanece en el país" y «continúa dirigiendo los asuntos nacionales».

Apagones de hasta ocho horas en un país donde solo un tercio tiene acceso a la electricidad

Los manifestantes, ahora respaldados por parte del Ejército, exigen la dimisión del mandatario, una disculpa pública a la nación y la disolución del Senado y de la Comisión Electoral y han rechazado los reiterados llamados al diálogo del actual Gobierno.

«No tendemos la mano a un régimen que cada día aplasta a quienes defienden la justicia», argumentaron los activistas en un comunicado.
El movimiento GenZ, inspirado en las movilizaciones juveniles que provocaron la caída de gobiernos en Nepal y Sri Lanka, ha adoptado como emblema una calavera con tibias cruzadas, tomada del anime One Piece, símbolo que se ha vuelto omnipresente en las protestas.
«La gente no tiene refrigeración para conservar medicamentos, no dispone de agua para la higiene básica, y además reina una corrupción masiva», denunció Ketakandriana Rafitoson, vicepresidenta global de 'Transparency International', en declaraciones a la agencia de noticias 'Reuters'.

El Ejército malgache tiene una larga tradición de intervenir en la vida política durante las crisis. Desde la independencia en 1960, ha respaldado o liderado varios cambios de poder, incluidos los golpes de Estado de la década de 1970 y el de 2009, que derrocó al presidente Marc Ravalomanana y llevó al entonces alcalde reformista Rajoelina al poder.
Aunque en los últimos años las Fuerzas Armadas se habían mantenido en un segundo plano, siguen siendo un actor determinante en el volátil panorama político del país.
La Comisión de la Unión Africana instó este 12 de octubre a «todas las partes malgaches, civiles y militares, a mantener la calma y actuar con moderación». Sudáfrica, país vecino, llamó igualmente a «respetar el proceso democrático y el orden constitucional».

Según Naciones Unidas, al menos 22 personas han sido asesinadas y más de un centenar resultaron heridas desde el inicio de las protestas.

El presidente Rajoelina, sin embargo, calificó esas cifras de "erróneas" y aseguró que las "pérdidas humanas" ascienden a 12, todas «personas dedicadas al saqueo y la destrucción», según sus palabras.

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